Coincidiendo con la celebración del Día de Asturias, el rallye Príncipe de Asturias arrancaba con Pola de Siero como escenario y más concretamente con la disputa del Shakedown, como es costumbre por las rampas de Muncó. Allí se daban cita los pilotos habituales del nacional, con la incorporación, por fin, de Alberto Hevia y con la ausencia de Santi Concepción, entre otros. Junto con los S1600, los Evos venían a Asturias con la esperanza en forma de lluvia, para intentar poder dar esa sorpresa que, a diferencia de Italia por ejemplo, tarda en llegar. Tras los Fuster, Solá, Vallejo y Berti, Fombona comandaba un regimiento de Mitsubishis, que no iban a dejar escapar la más mínima oportunidad de dar la campanada, como la que tenía guardada el otro Hevia, Marcelino.
La 43 edición de la prueba, amaneció el Sábado sin nubes, pero con la carretera con los restos del relente, que ofrecía más dudas que otra cosa acerca del comportamiento de los coches en estas circunstancias. La Rasa daba la bienvenida al rally y a los no muchos aficionados que este año siguen el Nacional, y es que esto no es lo que era. Para animar el cotarro, los S1600 iban marcando los tiempos, con pequeñas diferencias entre los tres primeros y con Vallejo algo más alejado, hasta que llegó Fombona y quemó la barraca con un tiempazo que dejó temblando a más de uno y a los demás con la sensación de que Sergio era el primer candidato a armarla, ahora que los frenos del Evo, son los buenos y el turbo no se queda atrás en prestaciones. La siguiente prueba era Orizón que hacía a Fombona volver al mundo de los mortales y colocaba a Fuster líder, con Sóla cerca y un Marce Hevia que se destapaba con un tiempazo a medio segundo del catalán. El "kilométrico" tramo de Piedrafita-Arnayo era para Solá que doblegaba al dúo formado por Hevia y Fuster por este orden y ponía las cosas en su sitio con Fombona ya cuarto, aunque por delante de Marce, Vallejo y Rueda, estos dos con problemas mecánicos que hacían al andaluz retirarse sin mucho más que hacer.
La segunda sección se estrenaba con el tramo de la Rasa, que seguía entonando el rallye en boca de Solá, que le volvía a ganar a Fuster, aumentando así su ventaja en la general. Orizón daba muestras de que no es éste una Campeonato apto para cardiacos, con un scratch de Hevia que le acercaba a la segunda posición que defendía el alicantino, que a su vez recortaba tiempo al C2 de Auto-Laca. El segundo paso por Piedrafita-Arnayo era para Solá que no se escapaba de un Miguel Fuster que estaba a escasos segundos, con Berti, "comiéndole la oreja" recortándole medio segundo, que le hacía terminar la segunda sección tercero pero con serias opciones de adelantar a Fuster e incluso de ponerse en cabeza. Con el tercer y último paso por el mismo bucle finalizaba la jornada del Sábado. Así, la Rasa, veía a un desbocado Dani Solá, con susto incluído cerca del bar, ganar al alicantino, y a Hevia que con un tiempo soberbio se llevaba el tramo y daba más emoción a la última parte de la sección. Orizón volvía a ser para el de la Pola, que adelantaba a un Fuster que según comentaba había dado un ligero toque en un bordillo. El tramo restante lo firmaba Solá que mantenía su posición al frente de la clasificación y que dormía con la impresión de que Hevia tenía un as en la manga para la etapa definitiva del Domingo.
Tras pasar la noche en el Paseo de Bombé, los coches partían rumbo a la Cuenca del Nalón para tomar como primer plato el tramo de La Horrea-Pajomal que como siempre escondía en sus humedades las trampas con las que debían pelear los pilotos en la mañana dominical. En una de las actuaciones más impresionantes, Fuster fulminaba a sus rivales con un tiempazo que lo colocaba segundo a un suspiro de Solá. Marce Hevia, por detrás, apretaba a Fombona que, desconocido, estaba realizando un rallye muy calculador con cierto toque de aplomo. La Casilla era el siguiente juez, que veía como Berti marcaba el mejor tiempo en el suelo seco, siendo secundado por Solá y Fuster que seguían con su duelo particular ya por delante del de Peugeot. Solá era el más rápido en el tercer tramo, La Invernal, pero por muy escaso margen sobre el piloto del Clio. La segunda y definitiva pasada por los mismos tramos iba a dilucidar el ganador de esta edición del Príncipe, cosa que todavía no estaba clara. Pajomal era testigo de un nuevo scratch de Fuster y de cómo Hevia entregaba la cuchara, viéndose superado por un coche que no corre como sus dos oponentes "semioficiales". La réplica la daba el catalán en la Casilla siendo el más rápido y dejando todo para la Invernal, que ya no parecía ser capaz de volcar el rallye en favor de Fuster. Y así fue, el levantino fue el más rápido, pero no lo suficiente como para doblegar a Solá que se hacía así con la tercera Victoria del año igualando a Fuster en un rallye en el que Hevia no pudo hacer más, pero se mostró tan combativo como siempre y estuvo a la altura de sus rivales gran parte del rallye. El otro renacer del que fuimos testigos fue el del Fiat Punto de Marcelino Hevia, que parece haber remocicado y está dando muchas alegrías al equipo, que, de menos a más, se peleó por estar en el cuarto puesto con el Evo de Fombona, consiguiendo al final llevarse el gato al agua.
Comandando la legión de grupo N, se encontraba quinto absoluto el piloto gijonés, que tras dar la sorpresa en el primer tramo, se afianzaba al frente de la clasificación demostrando que, al menos en los rallyes de casa, está un paso por delante de los demás. Burgo, le hacía sombra con su bala naranja, en una gran actuación que endereza un poco su Campeonato, da moral y además le acerca un poco a Rantur, que realizó un rally impecable y fue tercero, corriendo gran parte de la prueba más con la cabeza que con el corazón. El que sufrió de lo lindo fue Márquez Ron que con uno de los Evos de RMC, se fue desinflando por problemas mecánicos, aunque al final pudo ser cuarto doblegando al canario Fran Suárez que estuvo por delante de otro de los destacados, Cesar Fernández, que cada vez más acoplado a su Clio, le saca la quintaesencia en cada rallye para el deleite de los pobladores de las cunetas.
Por lo sucedido en las ediciones anteriores dentro del Desafío Peugeot, estaba claro que el Príncipe, si todo va normal, es coto privado de Vallín, que con una conducción muy fina, volvió a poner una pica en Flandes, enderezando una ya poco enderezable temporada. Los primeros del Campeonato tuvieron suerte dispar, ya que Entrecanales, se pegaba un buen golpe ya el Sábado cuando era segundo y Basols se dedicó a hacer su carrera, muy conservadora, sabedor de que Eloy estaba fuera y la suma de puntos era lo primordial. Raúl Iván poco a poco fue demostrando lo que ha crecido dentro del Desafío y aunque Vallín era inalcanzable, se colocó en una magnífica segunda posición dejando detrás suyo a los hermanos Arias, que no pudieron resarcirse de su actuación en Avilés, aunque completaron así el podio asturiano dentro de la categoría. Con Basols cuarto, quinto era otro asturiano que se está destapando este año a golpe de buenas actuaciones, como es el caso de Roberto Flórez, que dejaba claro que el color del Desafío era el azul de la bandera del Principado.
Dentro del Regional, lógicamente, Hevia era el más rápido, con Marce por detrás y los grupo N de Fombona, Márquez y Santana completando los cinco primeros puestos. La Auto-Nalón vivía también una prueba puntuable en el Príncipe, que como ya viene siendo habitual este año, se llevó Sergio González en un claro dominio sobre Cima que sigue líder pero con menos ventaja. El 206 rosado de Luis Arenas, fue tercero en dura lucha con Óscar López. La Junior trajo la sorpresa de la no Victoria de Jairo, que esta vez fue batido en toda regla por Jonathan Menéndez que se acerca a él en el Campeonato gracias a la buena puntuación que ofrece el Príncipe por su alto coeficiente.
A falta de la celebración del Llanes, el Nacional ya ha pasado por Asturias, con más pena que gloria, con sensaciones para todos los gustos, pero con el poco ánimo de la gente a asistir a un deporte, que aún siendo gratuíto, no atrae a las masas como lo hizo en el pasado, en el que los coches se cruzaban y corrían menos, pero eran más vistosos. Cuando los S1600 encaran un cruce hacia arriba, el contínuo engranaje de marchas y su peregrinaje hacia la velocidad se convierten en una letanía que disimula en gran medida su potencial, pero tiene que haber una fórmula bastante más barata de que un coche se haga espectacular, que no olvidemos que la vistosidad de ésto está en el espectáculo, porque desde la cuneta no se miden las décimas de segundo. Mientras el año acaba nos iremos encomendando a los S2000, que, por desconocimiento, nos llenan de ilusión.
Reportaje: Hugo González
Fotos: 3,6,9,11,13,17.- Omar; 1,4,5,12,16.- Rober Trevías, 2,7,8,10,14,15,18.- Hugo