En ausencia de "Juanpa", Pablo Fernández compartía el BMW de Joaquín Fabián, debutando en competición a bordo de un tracción trasera. Las dos mangas de entrenamientos estaban destinadas al acoplamiento de Pablo al coche puesto que venía de competir con un AX en montaña y, en Cibuyo, tanto el circuito como el coche, eran muy distintos. Así, sobre el piso mojado marcó cronos de mitad de tabla pero en ambas llegaba penalizado. La pista se iba secando y Pablo iba cada vez más rápido y espectacular, pero no conseguía cerrar ninguna de las dos oficiales sin penalizar, lo que significaba que clasificase muy atrás, en el puesto 19.
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